miércoles, 15 de septiembre de 2010

La moda del Social Media




"Una ardilla podría recorrer España de Community Manager en Community Manager".

Lo dijo otra persona, pero yo se lo escuché a mi amigo Miguel Orense. Y la verdad es que me parece una grandísima descripción de lo que está pasando de una forma que roza la indecencia. Yo no me dedico al Social Media, mi especialización es un poquito más amplia, pero visto lo visto, con toda garantía (de hecho, campañas he llevado unas cuantas), podría poner el título en mi tarjeta y firma sin miedo a quedar mal. Al menos no tan mal como otros que a los cuatro vientos claman serlo. Pero me vence el pudor que a otros les falta.


Entiendo que en tiempos de crisis, la opción de una especialización no del todo mal pagada y sin las bases todavía claras, resulta para muchos una atractivísima oportunidad, pero creo que por respeto a los auténticos profesionales de la comunicación online, en ocasiones peor pagados que los pseudos, alguien debería de una vez empezar a tomar cartas en el asunto y parar los pies a esta gran comunidad de managers que, recuerdo con claridad, hace dos años y medio cuando yo regresé a España desde Inglaterra, a la pregunta de ¿tienes Facebook?, contestaban con un ¿Face-qué?.


Dicho esto paso al tema del post, que como llevo tiempo sin escribir se me amontonan las reflexiones, que se convierten en palabras que se quedan agitando los brazos para no perder el equilibrio y cruzar la finísima línea de la ofensa.


Teniendo claro las empresas que las redes sociales son la repera porque todos o casi todos estamos en ellas, por fin se han puesto con las manos y el dinero a la masa creando la oferta que genera la demanda que corrompe, como digo arriba, la profesión. Y haciendo hueco en sus oficinas de diseño se dedican a crear departamentos que se encarguen de atender una reputación que a día de hoy va mucho más allá del mundo offline y tener en cuenta lo que el cliente opina de sus productos.


Todo esto, es un innegable y grandísimo paso en pos del reconocimiento de un sector que hasta hace bien poco era tierra de nadie y por el que nadie apostaba. Por fin se da voz y se escucha al cliente, porque sin el cliente no hay producto y sin el producto no hay empresa. El problema, en mi opinión y basándome en lo que veo, es que muchas empresas no acaban de entender que lo fantástico de esta nueva vía de comunicación no es la posibilidad de contratacar a aquél osado comprador que se atreve a criticarnos con otros cien comentarios que le dejen por mentiroso o equivocado, sino aprender a mejorar con sus errores


¿En qué podemos mejorar para que nos quiera, Sr. Cliente?


Y desde este humilde blog, yo afirmo que aquella empresa que sepa hacer esta pregunta y tener en cuenta las respuestas, tendrá abiertas las puertas de los éxitos.


Amén.