martes, 25 de mayo de 2010

¡Pa’ habernos matao! (“Pelaez, Currante Online” Cap. I)


Si Pelaez hubiera sabido que esa invitación que había recibido para asistir al evento de Google en el que “tendría la oportunidad de ser asesorado por uno de sus expertos” estaba envenenada e iba a poner su futuro profesional y la pensión de sus exmujeres en peligro, nunca hubiera asistido. Pero a pesar de los años de experiencia, de todo el dinero invertido en consejos sin éxito de gurús de medio-pelo, los retornos de inversión negativos y las largas noches redirigiendo tráficos rebeldes, Google seguía teniendo esa capacidad para hacerle sentir especial cada vez que le invitaba a un evento.

Todo iba bien hasta ese momento, las inversiones en Adwords traían sin falta los beneficios necesarios a su empresa para que nadie se pusiera nervioso y las imágenes de las enormes colas en las puertas de las oficinas de empleo le resultaban, aunque perturbadoras, lejanas. Hasta ese día.

“Si este joven Account Manager de Google tan simpático, dice que debo crear una cuenta aparte para la red de contenidos, ¿quién soy yo para no hacerlo?”, pensó. Y así lo hizo.

Los días pasaban y lo que antes era tranquilidad comenzó a ser nerviosismo, la sonrisa del director, mueca… Algo estaba fallando y lo que antes eran cientos de conversiones, comenzaban a ser decenas... Y eso en el mejor de los casos.

Pelaez negaba la obviedad que le escupían los datos que, cada vez con más frecuencia (F5, F5, F5!!!!!!), comprobaba. ¿Cómo no iba a funcionar lo que le había recomendado un “experto” en Adwords del propio Google? Pero los datos no engañan y el buscador más importante del mundo es, cada día más, un ser vivo inteligente y autónomo que, a la historia de Pelaez me remito, ni los expertos pueden manejar a su antojo.

Pelaez reunió a sus jefes para comunicarles que, ya que era el colegio de sus hijos y su cuello los que estaban en juego, bajo su cuenta y riesgo volvía a poner las redes de contenidos junto con las de búsqueda en las cuentas.

Y poco a poco, el tráfico descarriado volvió al redil, la tranquilidad a la oficina y la sonrisa a la cara del director.

Pelaez, nuestro héroe, probablemente nunca trabaje en Google, pero ha descubierto que incluso los expertos empleados de Google pueden equivocarse. Sobre todo cuando lo que se juegan, es la pensión de las exmujeres de otros.

martes, 11 de mayo de 2010

La complejidad de lo simple






No le demos más vueltas, en una estrategia online el mayor porcentaje del secreto del éxito, como en casi cualquier otra faceta de la vida está en el trabajo. Hay una parte fundamental de suerte y conocimiento, pero es raro el fracaso cuando se han dedicado el tiempo y los esfuerzos necesarios al proyecto. Podemos y debemos, porque los que nos dedicamos a esto también somos creadores de expectativas e ilusiones, aliñar nuestro trabajo con un poco de misterio, de secretismo de experto, de media-sonrisa y guiños de picardía, pero al final son las horas que dediquemos lo que más influirá en lo bueno o malos que sean nuestros resultados.


Gestiono un gran presupuesto de Adwords y dedico horas y horas a analizar datos de entrada, datos de salida, tasas de rebote, tiempos medios, palabras claves y palabras no tan claves y normalmente, mis intuiciones suelen ser acertadas, pero en otras ocasiones como si los clientes que generan el tráfico, que genera las ventas, que provoca la sonrisa, que mueve la mano, que firma el cheque, que paga el sueldo que paga mi hipoteca, se supieran vigilados y decidieran llevarme la contraria, no lo son tanto. Por suerte, leo otros blogs y escucho a otros profesionales repetir una y mil veces (es un poco, reconozcámoslo chicos, la frase de moda) que de los errores es de lo que más se aprende y por ello no me doy por vencido y al final casi siempre salvo las naves justo antes de estrellarse en el muro de la oficina del INEM que hay a cien metros de mi casa.


Y a veces incluso, después de horas analizando datos que me lleven a conseguir esa conversión liberadora, o siguiendo el consejo del que probablemente sea el SEO más importante del país, Miguel Orense, intentar adivinar cuales serán las keywords de moda este verano, descubro que muchas veces la clave no está en las leyes del marketing sino en la pura y dura lógica, en aceptar que nuestro cliente es humano y, como me ha ocurrido recientemente dando pie a este post, descubrir que mis anuncios doblan o incluso triplican sus clics por el simple hecho de añadir en el texto la frase “últimos días” o “últimas unidades” o incluso, si el producto lo permite, la palabra más deseada por el ciudadano medio mundial después de la rarísima frase ¿en tu casa o en la mía?: Gratis.


Si no me creen, pruébenlo, pero por favor, no digan que lo han leído aquí, yo soy un profesional de la complejidad.

miércoles, 5 de mayo de 2010

La red es cada vez más social


Finalmente se acabó la lucha y los profesionales de la publicidad digital ya casi no tenemos que convencer a nadie de la absoluta necesidad de cualquier empresa de estar en Internet. La realidad de que una marca no existe si no está en la red, se ha convertido en algo tan obvio que ya ni se nombra, y en las reuniones de directivos ya no se decide si invertir o no en medios digitales, sino en cuáles y cuánto.

La lucha por el posicionamiento tanto orgánico como de pago en los buscadores en general y en Google en particular, es hoy en día más activa que nunca. Las empresas crean departamentos enteros destinados a este fin y los profesionales del posicionamiento en buscadores, algunos más profesionales que otros, se dan baños de masas en eventos y charlas multitudinarias por todo el país como si fueran estrellas del rock. Los gurús del marketing online, demuestran sus capacidades aplicando sus propias técnicas marketinianas sobre sus propias personas.. o personajes. Pero todo empieza y todo termina y en este sector que se reinventa cada día, hace falta innovar constantemente, presentar nuevos productos, nuevas formas de publicidad que justifiquen salarios. Ayer era el SEO, hoy son las redes sociales.

Y si no hablas de ellas, las nombras en las reuniones, en tu blog (sirva este de ejemplo) o en las entrevistas de trabajo, no eres nadie en este mundillo.

Pero la publicidad en las redes sociales, alumbre más o menos a aquel que alardee de dominarla, es sin duda una necesidad para cualquier empresa. No tanto para vender, al menos a corto plazo, como para entender qué quieren o esperan de nosotros nuestros clientes, y sobre ello tomar decisiones. No tener una presencia social hoy en día es uno de los mayores errores que una empresa que se precie como tal puede cometer. Nunca antes existió para la empresa una oportunidad mejor de interacción con el cliente, y saber aprovecharlo puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso.

No sólo nuestra empresa debe tener presencia en las redes sociales, sino también debemos aprovecharlo para entender y atender a nuestros cliente, darle lo que busca, intuir que es lo que necesita y ofrecérselo haciéndole ver que somos algo más que una imagen y un precio, que estamos aquí para cubrir sus necesidades, para cumplir sus deseos y hacer realidad sus sueños.

Porque un cliente que sueña, es un cliente contento.